En la actualidad, la representación LGBT+ cada vez más se va mostrando en pantallas. Siendo así que ya no solo es extraño no ver un personaje LGBT+ en alguna producción de entretenimiento, sino que incluso hay producciones que se han dedicado a otorgarle el merecido protagonismo al colectivo. Algunos éxitos hoy en día son, por ejemplo, series como Heartstopper, o películas como Rojo, blanco y sangre azul. Sin embargo, dentro de las representaciones LGBT+ que han surgido, hay algunas preferencias o mayor aceptación para ciertas identidades del colectivo, tal como los gays. Dando como resultado que la representación del resto de entidades del colectivo quede relegada, opacada o simplemente no tiene espacio suficiente en el escenario para la visibilidad diversa que se quiere mostrar.
Tal es el caso de las lesbianas, donde su representación no solo ha sido opacada por dichas preferencias, sino que además fue sometida a la censura después de una mínima exhibición al público. Siendo así que en este panorama, mientras Heartstopper apenas después del estreno de su segunda temporada ya había constatado la firma para una temporada más; por otro lado, algunas series lésbicas como First Kill fueron sentenciadas a la cancelación tan pronto se estreno de su primera temporada.
Esto ha provocado, con justa razón, una gran indignación por parte de la comunidad lésbica, ya que exigen visibilidad en el mundo del entretenimiento y que dicha representación se considere igual de importante que otras representaciones LGBT+. Es así que a continuación, trataremos de explicar por qué se ha dado este fenómeno con las series lésbicas y por qué es importante que esta censura acabe.
Lesbianas relegadas a un papel secundario en la representación LGBT+
La representación LGBT+ se remonta a 1971, donde la serie All in the Family se convirtió en la primera comedia en darle voz a un personaje con preferencias sexuales no heteronormativas. Sin embargo, cabe destacar que dicha representación empezó por la identidad gay y, poco a poco, fue extendiéndose esta diversidad en la pantalla. Este dato es importante, ya que la mayoría de las primeras introducciones LGBT+ en el mundo del entretenimiento se da precisamente por personajes gay, tal como en Will and Grace que fue una de las primeras series en darle protagonismo a un hombre gay.
Ahora bien, en cuanto a las lesbianas, no es hasta 1995 con la película Serving in Silence: The Margarethe Cammermeyer Story, donde se empieza a introducir mujeres lesbianas como protagonistas. Sin embargo, su recepción no fue tan acogida como con aquellas producciones con personajes gays. En consecuencia, la representación lésbica se limitó a personajes secundarios y, especialmente, sexualizados desde una mirada masculina, tal como en Jennifer’s Body (2009) y Two and a Half Men (2013). Por lo que no se logró una verdadera representación lésbica y el protagonismo de su identidad hasta 2019, con la llegada de Batwoman como la primera serie de televisión protagonizada por una superheroína lesbiana.
Esto demuestra que desde el inicio de la representación LGBT+, los que han tenido mayor protagonismo y dominio en la audiencia ha sido el colectivo gay, mientras que los demás han quedado relegados a pequeños papeles o a un cacho del escenario supuestamente diverso del entretenimiento.
Representación lésbica censurada
Si bien, las lesbianas apenas obtuvieron un pequeño espacio en la representación LGBT+, esto no quiere decir que ahí se limitará el colectivo. Con el tiempo, así sea en papeles secundarios, las lesbianas cada vez empezaron a alzar más la voz por una representación digna y protagónica. Siendo así que varios personajes lésbicos en series como Glee, Grey ‘s Anatomy o Pretty Little Liars fueron escalando la popularidad para el colectivo. Dando como resultado, evidenciar que la diversidad en los medios no era tanta como se hacía parecer.
Es por ello que la iniciativa de Batwoman cobra importancia en este sentido, ya que abrió el parteaguas a que las lesbianas tuvieran un verdadero protagonismo en la representación LGBT+. Fue así como poco a poco fueron surgiendo más series con protagonistas lesbianas, como The L World, Emily Dickinson, #Luimelia, en favor de extender su voz en pantalla.
No obstante, este gran paso para las lesbianas en el mundo del entretenimiento, en vez de resultar en una recepción con los brazos abiertos, en realidad padeció de varios portazos en la nariz, ya que aún se les negaba la entrada a una representación digna. Pues cualquier serie que contará con una protagonista lesbiana, entonces sería sentenciado a la cancelación. Lo cual no tenía otra explicación más que lesbofobia.
Tal es el caso de la serie First Kill mencionada previamente. Pues su cancelación tomó por sorpresa al público, ya que tan pronto salió al aire con rapidez y facilidad empezó a ganar seguidores; pero de repente se anuncia su cancelación ¿debido a poca audiencia? Aquello no tenía sentido. Sin embargo, no fue el único golpe de censura que sufrirían las producciones lésbicas, puesto que también sucedió lo mismo con Motherland, Faking It, Orange Is The New Black, etc.
Representación lésbica resiste y exhibe
Ahora, si bien esto muestra un panorama un tanto decepcionante, cabe decir que aún hay representaciones lésbicas en los medios de entretenimiento que se resisten a relegar a las lesbianas a un rincón del escenario. Tal como Dead Ringers o The Sex Lives of College Girls, que siguen vigente y cada vez van ganando tanto popularidad como terreno en la representación LGBT+.
Precisamente si algo se rescata de esta devastadora censura lésbica, es que al exhibir este tipo de marginación cada vez van surgiendo más representación lésbica. Y junto con la indignación que trae este fenómeno, va en aumento su apoyo. Así que lejos de estancar la visibilidad lésbica, en realidad resurge con mayor fuerza. Con lo cual, se pone en evidencia la existencia de una voz que es pertinente escuchar en el mundo, ya que su mirada puede aportar mucho al mundo.
De esta forma, este fenómeno de censura en la representación LGBT+ demuestra una clara falta de diversidad en el mundo del entretenimiento, la cual es necesario atender para que todxs lxs identidades cuenten con una representación digna sin miedo a ser silenciadxs. Por tanto, aún queda mucho por lo cual luchar, desde las calles hasta las pantallas.