En el vibrante escenario del Certamen Diosa Centéotl 2024 en Oaxaca, más allá de la celebración de la tierra y las cosechas, se vislumbra un debate profundo sobre la gentrificación. Este fenómeno urbano es cada vez más palpable en la región, ya que suscita preocupaciones sobre la preservación de la identidad local que podrían alterar irreversiblemente el tejido cultural y social de la comunidad.
Las mujeres indígenas de Oaxaca están asumiendo una posición decidida contra la trata de mujeres, la explotación cultural y el saqueo de su patrimonio en beneficio de otros países. Lo hacen participando activamente en la elección de la Diosa Centéotl 2024, quien personifica la deidad del maíz en la Guelaguetza.
Víctor Cata subrayó que este evento no se trata de un certamen de belleza, sino que tiene como objetivo reconocer el papel social de las mujeres y su rol comunitario. En este proceso de selección para representar a la Diosa del Maíz, participan incluso mujeres de la tercera edad, quienes buscan visibilizar el contexto y las necesidades de sus comunidades.
En este sentido, Yesenia Morales Ruiz, de San Pablo Güilá, ha denunciado la gentrificación y la apropiación de recursos naturales, cocinas tradicionales y textiles en beneficio del capital extranjero. Denunciando, en sus propias palabras, lo siguiente:
«Mis palabras son Guelaguetza, pero también son un reclamo para esas empresas e inquilinos que ultrajan lo nuestro… mi identidad cultural es la justicia nacional«
¿Qué esta pasando en Oaxaca?
Para empezar, la Organización de las Naciones Unidas explica que la gentrificación sucede cuando un proceso de renovación y reconstrucción urbana se acompaña de un flujo de personas de clase media o alta, y por tanto mayor poder adquisitivo.
En el caso de la ciudad de Oaxaca, este fenómeno concentra 22 mil extranjeros a través de los datos censales de INEGI del 2020. Ellos representan la principal actividad económica para la entidad. Por lo que, muchos visitantes atraídos por su riqueza cultural ha fijado aquí su residencia, provocando que la capital está recibiendo un flujo de nuevos habitantes.
De acuerdo con la UNAM, además de limitar el acceso a los servicios y vivienda en las ciudades, la periferia vive la gentrificación a través del empobrecimiento y el escaso acceso a la vivienda. Pues en sitios, antes empobrecidos pero con cualidades, se construyen inmuebles para gente de ingresos medios y altos. Por sus limitados recursos económicos los originarios no pueden continuar pagando alquiler.
¿Oaxaca no es mercancía?
El pasado 30 de enero de este año se realizó una protesta, con la consigna “Oaxaca no es mercancía”. Esto, fue para exigir un alto a la mercantilización de la cultura provocada por ese fenómeno de transformación de la ciudad, que los manifestantes calificaron como injustas y desiguales. Fue a manera de una calenda tradicional en Oaxaca, tuvo dedicatoria al Estado, empresarios y extranjeros.
La gentrificación en Oaxaca es un fenómeno complejo que está transformando la dinámica social, cultural y económica de la región. Si bien puede traer beneficios como la mejora de infraestructuras y servicios. También conlleva riesgos como el desplazamiento de residentes de bajos ingresos y la homogeneización cultural. Es crucial encontrar un equilibrio que preserve la identidad local y los derechos de los habitantes originales, mientras se promueven políticas inclusivas que permitan un desarrollo urbano sostenible y equitativo
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