La arqueóloga Kathleen Martínez ha realizado hallazgos importantes que la aproximan cada vez más al descubrimiento de la tumba de Cleopatra.
En el fascinante mundo de la arqueología, un equipo dirigido por Kathleen Martínez, se prepara para revelar uno de los misterios más enigmáticos de la historia antigua: La tumba de Cleopatra. Con años de meticulosa investigación y varios descubrimientos significativos, este equipo podría estar más cerca que nunca de descubrir el lugar dónde reposan los restos de la última reina de Egipto.

Durante casi dos décadas, Kathleen Martínez, arqueóloga dominicana de la Universidad de Santo Domingo, ha seguido pistas para desvelar el enigma de la tumba de Cleopatra. De esta manera, su búsqueda comenzó en 2005, marcando un hito en su incansable esfuerzo por descifrar el destino final de la última reina de Egipto.
¿Cuáles son los descubrimientos que acercan a la tumba de Cleopatra?
En la conferencia Misión Arqueológica Dominicana en Egipto: Cleopatra; Búsqueda y hallazgos, la arqueóloga de 58 años señaló que varios egiptólogos sostienen la teoría de que Cleopatra podría yacer en la antigua Ciudad de Alejandría, actualmente sumergida bajo las aguas. No obstante, luego de estudiar alrededor de 20 templos cercanos a Alejandría, una serie de pistas la llevaron a creer que la tumba de Cleopatra podría estar en el templo de Taposiris Magna, ubicado a unos 45 kilómetros de Alejandría y conocido como gran tumba de Osiris.
La razón es que, de acuerdo con la arqueóloga, Cleopatra era vista en su época como una encarnación humana de la diosa Isis; así como su esposo Marco Antonio lo era del dios Osiris, esposo de Isis. Ambos podrían estar enterrados en el mismo lugar como parte del mito.

Durante un tiempo, tuvo que detener su investigación porque necesitaba un permiso que las autoridades solo otorgarían si demostraba que el templo estaba dedicado a la diosa Isis. Para conseguirlo, necesitaba una placa de cimientos, una tableta de piedra colocada debajo de las principales piedras estructurales que contenía información clave sobre cuándo y a quién se dedicaba el templo. El problema es que la piedra nunca se había encontrado. Desde 1801 Napoleón dio la orden de buscarla, aunque nadie tuvo éxito, hasta Kathleen. Como si Cleopatra quisiera que la dominicana encontrara su tumba, Kathleen y su equipo localizaron la placa de cimientos del templo Taposiris Magna.
La profecía dictada por Cleopatra: Ningún hombre encontrará mi tumba»
La inscripción de la placa decía:
El Rey del alto y bajo Egipto Ptolomeo V vive para siempre amado por Isis, hijo de Ptolomeo IV Rey del alto y bajo Egipto, y su esposa, Arsenoe III, ambos dioses benévolos, consagraron este templo a la madre Isis.
A pesar de que la placa de cimientos era una evidencia para demostrar que el templo fue construido para la diosa Isis, Kathleen se encontró con el problema de que no había ninguna referencia a él en ningún mapa del antiguo Egipto.
Ante esta situación, Kathleen formuló la hipótesis de que si Alejandría se había sumergido en el mar, el segundo templo también podría haber sufrido el mismo destino. Por esta razón, decidió continuar explorando la Alejandría sumergida con la asistencia del arqueólogo subacuático Robert Ballard, conocido por haber realizado más de 150 expediciones.
En el sitio, se descubrieron estructuras que no parecían ser marinas, alcanzando alturas de entre dos y tres metros, junto con basalto, el mismo material utilizado en las estatuas del primer templo. Aunque la investigación de Kathleen Martínez aún está en curso, estos hallazgos sugieren que podría estar acercándose al descubrimiento de la tumba de Cleopatra.
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