Uno de los grandes platos de los que se han servido los medios y la sociedad contemporánea es la obsesión con nuestros cuerpos. Que si son bellos, que si son horribles, que si son el sueño deseable, que si es una vergüenza por lo que no tiene. Una obsesión enferma que ha sido plasmada en cada una de las representaciones de nuestra sociedad, al punto de hacerlo un buffet vomitivo que consumimos día a día. Sin embargo, ¿qué pasaría si el imaginario se volviera una realidad? Es decir, donde no podemos escapar del horror de nuestros cuerpos, sino que nos consume hasta convertirnos en solo eso, una masa deforme y asquerosa, esta cruda realidad es la propuesta del género de terror body horror.
El terror no solo habita en el exterior, sino en el interior
Generalmente cuando escuchamos «cine de terror» se nos vienen a la mente referencias como Chucky, Freddy Kruger, Halloween, El Exorcista y muchos otros clásicos. Y, gracias a ellas, por lo general, el terror es asociado con seres sobrenaturales, asesinos seriales o demonios. Sin embargo, grandes películas como Identidad (2003), El silencio de los inocentes (1991) y, ahora, la más reciente entrega La Sustancia, dan cuenta de que el terror no siempre se trata de seres imaginarios, sino de nuestros propios demonios, que nos acosan día a día en la mente, en las calles e incluso en nuestro propio cuerpo.
En el caso de esta última mención, La Sustancia trata sobre la obsesión con la apariencia física y las extremas medidas que las personas están dispuestas a tomar para mantener su relevancia en un mundo que valora la belleza superficial. Si bien la trama no suena tan espeluznante como uno pensaría, en realidad, esta película ha dejado petrificado al mundo con escenas absolutamente grotescas sobre el cuerpo humano que no todas las personas pueden digerir fácilmente, a tal grado de tener que salir de la sala de cine a vomitar el horror que produjo el conocimiento de la composición de sus entrañas. Esta revolución del terror que está fascinando y aterrando al público en la actualidad, radica en el Body horror.
Metamorfosis corporal, la involución grotesca del cuerpo humano
Body horror es un subgénero de terror que se centra en la representación visceral de la transformación y degradación del cuerpo humano. Surge entre los 50 y 60 con filmes como The Thing from Another World (1951) y The Fly (1958), que mostraban criaturas originadas por mutaciones en el cuerpo. Sin embargo, no es hasta la década de los 70 que el género se consolida con David Cronenberg, considerado el padre del body horror contemporáneo. Y, finalmente, parece que su popularidad asciende ahora con la película de Coralie Fargeat, La sustancia.
La propuesta del body horror consiste en mostrar que el verdadero horror no está en la mente ni en la imaginación, sino más bien en nuestro propio cuerpo. Después de todo, nuestro cuerpo es una representación del poder de la transformación, pero, nadie garantiza que esa metamorfosis sea bella, sino desgarradora, grotesca e incómoda. Por eso, las sensaciones que te produce ver esta transformación de manera tan cruda, sin mediaciones o cortes, no es nada placentera, pero de alguna manera es hipnotizante, por lo que, por mucho que quieras evitar la mirada, hay algo que te intriga a seguir observando.
Claro que el body horror no solo sirve para causarnos nauseas, sino que tiene como propósito el mostrar algo tan grotesco. Pues como toda transformación, tiene una razón de ser, y como todo cuerpo, tiene algo en su interior que reclama ser mostrado. En el caso del body horror, este subgénero sirve como una crítica hacia la figura antropocentrista, al estándar de belleza hegemónico y a la estética saludable o perfecta. De modo que, ha llegado el momento de enfrentarnos a aquello que tanto hemos tratado de ocultar o de lo que tanto nos avergüenza, resignificarlo no como algo grotesco, sino como algo natural, algo inevitable.
¿Cómo aventurarte al body horror?
No sobra decir que tienes que ver sí o sí, La Sustancia. Digo, por algo hemos dedicado todo este artículo a echarle flores a este subgénero de terror del que se sirve la película que tanto ha llamado la atención en redes sociales. Pero si antes de esta película no conocías gran cosa del body horror y con esto hemos logrado contagiarte de esta intriga por ver películas que pertenecen a este subgénero del terror, entonces, no te preocupes, no importa que seas un novato, aquí te dejamos tres recomendaciones para que te vuelvas todo un conocedor del body horror.
La mosca (1986)
Un clásico del género, esta película dirigida por el mismísimo David Cronenberg, cuenta la historia de un científico que, tras un experimento fallido, comienza a fusionarse lentamente con una mosca. Es una excelente introducción al body horror, con una mezcla de ciencia ficción y transformación corporal grotesca.
Disponible en: Prime Video y Disney Plus
Possessor (2020)
Hijo del maestro del body horror, Brandon Cronenberg sigue los pasos de su padre en esta película perturbadora sobre control mental y pérdida de identidad. El deterioro físico y mental de los personajes lleva al espectador a un viaje oscuro y visceral, ideal para los fanáticos del género.
Disponible en: MUBI, MAX y Prime Video
La muerte le sienta bien (1992)
Ahora que si las nauseas ya son demasiadas, entonces también te dejamos una aproximación más ligera y con humor negro al body horror. Esta comedia oscura dirigida por Robert Zemeckis explora la obsesión por la belleza y la inmortalidad a través de personajes que enfrentan grotescas transformaciones físicas. Algo así como una versión light de La Sustancia.
Disponible en: MAX, Prime Video y Apple TV
Si quieres conocer nuestra propia cosecha terrorífica, entonces te recomendamos leer los cuentos Guantecito y El día que la humanidad lloró de nuestra escritora de terror Christina Mey
