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¿Por qué Mean Girls no pasa de moda?

Hoy es tres de octubre. O, si tienes un gran gusto, el día internacional de la icónica película Chicas Pesadas. El día de hoy, miles de fans alrededor del mundo celebran el día en que Aaron Samuels le preguntó la fecha a Cady Heron. Y esto es solamente una prueba del gran impacto que ha tenido Mean Girls en la cultura popular. La película nos acompaña en nuestro día a día: referencias, frases, personajes populares, arquetipos… A pesar de haberse estrenado hace casi veinte años, Mean Girls continúa vigente y es una gran parte de la cultura de millenials y centenialls. Por supuesto, puede ser que te preguntes: ¿por qué? ¿qué es lo que hace a la cinta“tan fetiche”, cómo diría Gretchen Wieners? ¡Aquí te contamos algunas de las razones por las que Mean Girls no pasa de moda!

Tiene los estereotipos que amamos de las películas de romance adolescente.

Muy en la superficie, Chicas Pesadas parece ser la típica cinta americana sobre la prepa. Tenemos todos los elementos de una peli de adolescentes: la rubia popular, la chica inocente que es un patito feo, los raros de la escuela, el chico popular guapísimo, la maestra guía, el baile de graduación y su codiciada corona. Como muchas otras películas de su género, aparentemente Mean Girls sigue todos los estereotipos y clichés que conocemos de toda la historia. Y eso nos llama la atención, pues juega con clichés y tramas que nos hacen sentir cómodos, que son fáciles de digerir. En lo aparente, es una película disfrutable y palomera como cualquier otra. Además, cuenta con superestrellas de la época, que a día de hoy siguen siendo super famosas e icónicas: la ex- estrella Disney Lindsay Lohan, la multifacética Rachel Adams, la adorada por todos Amanda Seyfried y la talentosísima Tina Fey.

Sin embargo, rompe el lugar común y va más allá.

Lo que distingue a la película de otras de su género es que retuerce dichos clichés y juega con ellos. No se queda solamente en el estereotipo, sino que decide romperlos. Y aquello nos resulta refrescante. Nos atrapa al presentarnos algo cómodo, digerible y usual, pero se vuelve memorable porque modifica esa familiaridad. De repente, nos damos cuenta de que la protagonista se esta dejando corromper y se está convirtiendo en la nueva chica pesada. Los raros no solamente son un chiste, sino que se presentan como buenos amigos, aunque también vengativos. Las chicas populares no son humilladas y vencidas por la protagonista al final, sino que son humanizadas y podemos comprender de dónde vienen.

El cliché se rompe al profundizar en él y complejizarlo.  

De este modo, en un brillante giro, Tina Fey (guionista, además de actriz de la cinta) nos hace empatizar con personajes que en otras cintas son simples caricaturas. La popular malvada no solamente es rubia y grosera, sino que tiene una vida familiar complicada, inseguridades y problemas corporales. Nuestra heroína bondadosa tiene dilemas éticos al empezar a corromperse. La chica rara es graciosa e inteligente, además de una excelente amiga, pero también humilla a las demás. Se retratan las complejas dinámicas de la educación adolescente, donde no todo es blanco y negro, sino que hay un sistema donde inseguridades, crecimiento, poder y relaciones juegan diversos papeles. Por ende, podemos empatizar con lo que le pasa a los personajes, además de ser capaces de problematizarlo y debatirlo. ¿Es cool ser como Regina George? ¿Cady es la mala de la historia? ¿Por qué seguimos aspirando a ser Chicas Malas?

Todo esto, con frases y momentos extremadamente memorables.

La brillantez del guion y la buena construcción de sus personajes nos dotan de frases y momentos icónicos que se apoderan de nuestra memoria. Al generar diálogos pegajosos, entrañables y en exceso divertidos, Mean Girls se asegura de que la recordemos, por lo que no pasa de moda jamás. Así, cuando empieza a llover, podemos citar el sexto sentido de Karen Smith. Al ver algo que nos parece increíble, citamos el That’s so fetch de Gretchen Wieners. Todos hemos sentido ganas de gritar con furia y escribir en el Burn Book o de, como Regina George, preguntarle a alguien por qué están obsesionados con nosotros. Nos vestimos de rosa los miércoles y la recordamos el 3 de octubre, pues Aaron Samuels le preguntó la fecha a Cady Heron en ese día.

Así, se convierte en una cinta con la que todo mundo puede identificarse.

La magia de Mean Girls es que va más allá de ser un producto de su época. Al final, si el público la sigue viendo, disfrutando, recordando y amando, es porque puede verse retratado en ella. Todos hemos estado en una preparatoria. Todos hemos encontrado (o hemos sido) a una chica pesada. Chicas Pesadas es tan genial en retratar nuestros sentimientos, que seguimos recordándola. Finalmente, es una cinta que trata temas tan universales como las inseguridades humanas, la complejidad de nuestras emociones y la necesidad de pertenecer. En su guion, explora complejas dinámicas sociales que hasta la fecha no terminamos de comprender, lo que la vuelve en extremo memorable. Es y seguirá siendo durante años una película que tiene un lugar de oro en el corazón de fanáticos, espectadores y críticos.

Así que, ya sea que la ames o nunca la hayas visto, el 3 de octubre es una excelente oportunidad para visitar esta cinta tan icónica y amada. No puedes dejar de verla, pues Mean Girls nunca pasa de moda. You go, Glenn Coco!

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