La Ciudad de México se preparó con entusiasmo para celebrar la XLVI Marcha del Orgullo LGBTI este sábado 29 de Junio. El evento emblemático, que cada año congrega a miles de personas de todo el país y más allá, no solo es una vibrante celebración de la diversidad y el amor, sino también un poderoso llamado a la acción por los derechos humanos y la igualdad. En contraste con la vibrante marcha principal, la contramarcha, conocida como ¡Con genocidio no hay orgullo!, se erige como un desafiante recordatorio de que la lucha por la igualdad debe ser constante y contundente.
Desde el majestuoso Ángel de la Independencia, los contingentes avanzaron por el emblemático Paseo de la Reforma, una de las arterias más icónicas de la Ciudad de México. En este escenario central que atraviesa el corazón de la capital, se desplegó un mar de colores, música vibrante y una energía contagiosa. Los participantes, llenos de alegría y orgullo, marcharon hacia el centro de la ciudad, llevando consigo un mensaje de diversidad, inclusión y derechos humanos.
« ¡No puede haber orgullo en un genocidio!»
Sin embargo, además de la tradicional marcha, también se llevó a cabo una Contramarcha LGBT+ en la capital. El colectivo Hola, Amigue, lideró esta manifestación para expresar su rechazo al pinkwashing y para denunciar los genocidios en la Franja de Gaza, en medio del conflicto entre Israel y Palestina.
A través de las redes sociales, este grupo expresó su intención de apoyar otra causa compartida: « Elevamos nuestras voces para poner de manifiesto las violencias LGBTIfóbicas que enfrentamos, pero también las violencias coloniales, racistas y sionistas», se declaró en una publicación de su cuenta oficial de Instagram.
En un día de celebración y reivindicación, la contramarcha LGBT+ en la Ciudad de México no solo fue un acto de resistencia frente al pinkwashing y un llamado urgente a la solidaridad global, sino también un recordatorio potente de que las luchas por la igualdad y los derechos humanos son interseccionales y deben abarcar todas las formas de opresión. Al unir fuerzas y alzar sus voces, los participantes no solo visibilizaron las injusticias que enfrentan las comunidades LGBT+, sino que también demostraron que la verdadera inclusión requiere confrontar y desmantelar todas las formas de discriminación y violencia estructural.
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