Hoy, 12 de mayo, es declarado por el Consejo Internacional de la Enfermería como el Día Internacional de la Enfermería. Cuando se suele pensar en enfermería, los estereotipos abundan. De entrada, es usual pensar que es una profesión exclusiva para mujeres. Por supuesto, son mujeres que siempre están a la sombra de alguien: un doctor, que en el imaginario colectivo suele ser un hombre. Y las enfermeras no solamente están a la sombra de un hombre, sino que consideramos que hacen labores menos valiosas. Menos importantes. Así, las configuramos como apenas una ayuda, construimos a la enfermería como una profesión con poca importancia para nuestra sociedad.
En su artículo ¿Por qué afirmamos que la Enfermería es una disciplina consolidada? Manuel Amezcua (2020) declara sobre este fenómeno: “no parecen modificarse por más que la Enfermería evoluciona y crece como profesión, como disciplina y como ciencia” (2). Así, incluso dentro de los profesionales de la salud existen estos estereotipos: señalan a las enfermeras como carentes de contenido científico y como una profesión emergente. Sin embargo, como señala Amezcua, esta declaración está lejos de ser verdadera: la enfermería es una de las profesiones más antiguas de la humanidad.
Uno de los primeros registros de la enfermería es el Le Livre de Vie Active de l’Hotel Dieu, manual que buscaba educar a las enfermeras agustinas parisinas en dicha profesión. Desde ahí, la enfermería ha seguido construyéndose, consolidándose y profesionalizandose. En 1617 se publica en España la Instrucción de Enfermeros, un manual de enfermeros para enfermeros. A partir de ese momento, se continúa produciendo contenido académico relativo a la enfermería, que sigue siendo escrito hasta nuestros tiempos. Bajo esta línea, no dejan de acontecer grandes hitos para esta profesión, con importantes personalidades como Florence Nightingale abogando por enriquecer la enfermería. Así, por siglos, siguen formándose y construyéndose escuelas, universidades y consejos.
Estos datos nos demuestran no solamente que la enfermería es una profesión consolidada históricamente, sino una que, además, requiere de mucha preparación y conocimientos. Así, la importancia de la enfermería como profesión es evidente, pues cuenta “con una formación educativa de alto nivel y un cuerpo de conocimientos propios sustentado en saberes científicos”(4). Sumado a ello, tiene una estructura organizada, un código ético definido y un deseo de autonomía profesional.
Además, como hemos mencionado anteriormente, es una disciplina que también está en la búsqueda de actualizarse continuamente, prestando así atención a las necesidades sociales. Por ello, se trata de una profesión ampliamente consciente de las problemáticas sociales, que ha buscado atenderlas desde sus trincheras. Desde un eje de cuidado, empatía y atención al otro, la importancia de la enfermería como profesión también radica en su capacidad de mirar a la humanidad y apoyarla en sus momentos más difíciles.
Hoy, en el Día Internacional de la Enfermería, es importante reconocer la importancia y dificultad que rodea a esta profesión. Contemplarla como un trabajo digno, que también requiere de una rigurosa preparación y complejos conocimientos. No se trata de un oficio de segunda, o del asistente de nadie más. Es una vocación que ha aportado enormemente a la humanidad y que, históricamente, ha salvado cientos de vidas. Recordemos que la enfermería como profesión es de vital importancia, pues como nos dice Amezcua: “las enfermeras no deberíamos tener complejos al afirmar que personificamos una profesión y una disciplina consolidadas. Otros con menor trayectoria no lo tienen, y eso que provienen de profesiones que la Enfermería hizo posible” (15).
Referencias
Amezcua, Manuel. (2018). ¿Por qué afirmamos que la Enfermería es una disciplina consolidada?. Index de Enfermería, 27(4), 188-190. Epub 20 de enero de 2020. Recuperado en 08 de mayo de 2024, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-12962018000300002&lng=es&tlng=es.
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