Los ataques cardíacos son conocidos por ser uno de los padecimientos más comunes y mortales que puede enfrentar la población en general. No obstante, en 2018 un estudio suizo, publicado por la Sociedad Europea de Cardiología, demostró que el género puede determinar las probabilidades de supervivencia. La razón de esto es que al sufrir un infarto las mujeres tardan más en atenderse médicamente debido al mito que encierran sus síntomas.
Después de todo, comúnmente al tratarse de un infarto, este suele relacionarse con dolor en el pecho y en el brazo izquierdo. Sin embargo, el cardiólogo Dr. Matthias Meyes (autor del estudio) revela que estos síntomas los padecen principalmente los hombres. Pues a pesar, de que un ataque en el corazón viene acompañado de dolor, en realidad la ubicación en la que se presenta es diferente para las mujeres, ya que este suele presentarse en espalda, hombros o estómago. No solo eso, sino que a diferencia de los hombres que tienen el riesgo de sufrir un infarto debido al trabajo físico, por el contrario, la causa habitual en las mujeres radica en el reposo.
Se supone que la medicina ha tenido como objetivo la conservación de la salud de las personas. No obstante ¿qué tan humanamente exacta puede ser cuando su objeto de estudio de referencia es la anatomía masculina occidental? y, por tanto, en su defecto ¿no toma en cuenta diferencias como la raza y el género? A fin de cuentas, estos factores son diferencias biológicas que demandan un tipo de atención médica particular, la cual no siempre se cumple precisamente por este tipo de sesgos.
En consecuencia, debido al desconocimiento de los síntomas presentes en las mujeres, su mortalidad hospitalaria es significativamente mayor que la de los hombres. Lo cual nos hace preguntarnos ¿qué otras verdades encubiertas por mitos se nos escapan de las manos? ¿En qué otro ámbito de la vida es necesario demostrar la desigualdad para exhortar al cambio?
De esta forma, ante la existencia de ciertos sesgos de género en la atención médica es urgentemente necesario atenderlos, para marcar una diferencia no solo entre la vida y la muerte de las personas, sino también en su integridad, cuidado y atención. Es por ello que, últimamente se apela proporcionar una perspectiva de género que aporte información para repensar por qué se dan este tipo de sesgos. Así como apelar por un proceso asistencial equitativo que reconozcan las necesidades de cada paciente (en tanto su género y raza) para un adecuado tratamiento.
Ciertamente la humanidad es diversa y, por tanto, compleja, pero hay un factor que define a cada una de las personas, el cual es: el deseo de ser tratados y cuidados por igual. Así que, si actualmente el feminismo ya busca hacer un cambio en el mundo cuestionando la historia, ahora queda rellenar los huecos en los que la desigualdad aún es latente, como por ejemplo la medicina y las ciencias, así como muchos otros ámbitos en los que es necesaria la lucha.
Referencias
Antipolis S. (2018). Women having a heart attack wait longer than men to get help. ESC Press Office.