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La Ley Liam Payne: proteger a las celebridades…

Ha habido mucho qué decir sobre el trágico fallecimiento de Liam Payne, ex-integrante de One Direction, a los 31 años. Sobre todo, alrededor de las circunstancias alrededor de su muerte: parece ser que el artista estaba lidiando con graves problemas de salud mental. Problemas que, muchos no han tardado en señalar, se relacionan con la enorme presión y atención que reciben las celebridades y figuras públicas. A raíz de esta muerte, varios usuarios en redes han reflexionado sobre el impacto que la fama tiene en la salud mental de las personas. Y, entre estos diálogos, ha surgido una iniciativa por parte del fandom del cantante: la Ley Liam Payne, que busca promover las legislaciones para salvaguardar la salud mental de las celebridades.

La iniciativa, que fue lanzada en Change.org fue propuesta por la usuaria Day Kv. Ella menciona que esta petición surge de la necesidad de hacer algo y de la impotencia que le genera saber que, desde 2021, Liam Payne luchó por mejorar la situación de las jóvenes estrellas en la industria. Así, afirma que «él quería esto y le prometí en mi corazón que lo haría. Esto es por él, por los chicos. Es solo el comienzo, vamos a luchar por su justicia y nunca nos daremos por vencidas». En su propuesta, se busca que se legisle una ley que asegure chequeos de salud mental, descansos obligatorios y atención psicológica obligatoria para las personas que formen parte del mundo del entretenimiento. Hasta el momento, la petición acumula más de 100 mil firmas.

La ley Liam Payne y la empatía selectiva

Estamos de acuerdo en que la ley Liam Payne es una buena iniciativa, ¿no? Después de todo, no es extraño para nadie que las celebridades sufran de grandes y terribles estragos y repercusiones para su salud mental. Sin embargo, más allá de la ley, varios usuarios en redes han señalado la hipocresía que existe detrás de esta, así como los dobles estándares que habitan en la industria musical. Específicamente, alrededor de las percepciones hacia las mujeres.

En los meses recientes, la cantante Chappell Roan ha sido ampliamente vocal sobre los problemas que la fama le ha traído. Y ha tratado de abrir el diálogo y de establecer límites. La respuesta, al menos por gran parte del público, ha sido de burla y de risa. De humillarla y acosarla. De criticarla por cancelar algunos de sus shows para priorizar su salud mental. ¿En dónde está la empatía para ella? ¿Su iniciativa de ley? ¿Por qué hay más de cien mil firmas para promover una ley inspirada en un hombre, pero ninguna para una mujer?

Recuperada de GQ México

Históricamente, las mujeres en la industria del entretenimiento han sido violentadas y acosadas, poniendo su salud mental en riesgo. Están casos como los de Demi Lovato y Drew Barrymore, quienes recurrieron a las drogas para lidiar con los estragos que la fama joven dejó en su vida. No podemos olvidar el movimiento Free Britney, donde Britney Spears luchaba por recuperar su tutela legal. Y, por supuesto, aquel momento en donde Taylor Swift fue víctima de porno de venganza por parte de fans de la NFL. Estas mujeres han sido, una y otra vez, villanizadas y minimizadas por el público al hablar de sus problemas. Así que ¿por qué hacía ellas no existe empatía?

@hulu

As a kid, you can have your innocence, or you can have fame. Never both. Stream @Demi Lovato’s documentary ChildStar, now on Hulu. #DrewBarrymore

♬ original sound – hulu

Hacia un cambio verdadero y crítico

La intención no es criticar la ley o decir que no es válida. Es señalar como, en una moral doble, el público solo parece preocuparse por la salud mental de las estrellas cuando un hombre es afectado. Y hacer un llamado a la acción: a reflexionar sobre estos estándares tan disparejos, y a visibilizar el cómo las mujeres son igual de víctimas que los hombres en estas situaciones. Que el diálogo también se amplíe hacia ellas, y no solamente aparezca cuando un varón es quien está sufriendo las consecuencias.

Sí, es urgente atender la toxicidad alrededor de la Celebrity Culture y revisar mecanismos para proteger la salud mental de las estrellas. El diálogo debe de existir, pero no puede hacerlo sin tomar en cuenta la misoginia y el sexismo al que las artistas femeninas se enfrentan día a día. Si sigue sin considerar este factor, el debate estará quedándose corto. Así que sí, sigamos exigiendo y reflexionando, pero incluyendo los problemas y situaciones de todos y todas las artistas, no solo de quienes nos generan simpatía o atracción.

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